En vivo y en directo. Autocrítica sin tapujos, llamando a las cosas por su nombre. Basta de excusarse en el mundo, la vida o la sociedad. ¿Acaso no formamos parte del mundo? ¿No somos dueños de nuestra vida? ¿No somos los que sostenemos esta sociedad?

lunes, 22 de octubre de 2012

Padres viejos, lecciones nuevas

Mañana cumplen mis padres cincuenta años de casados. Cincuenta años de fidelidad mutua, de compañerismo, de amor y también -es lógico- de momentos mejores y peores, de crisis, peleas..., pero sobre todo de perdón y reconciliación. No es común, con los tiempos que corren.

Y ahí están, mientras escribo, a unos metros de mí. Como un par de novios. Ella sentada en una silla al lado de la cama de hospital donde -seamos realistas- mi padre consume sus últimos días, u horas, instalado en una montaña rusa de ligeras mejorías y largos empeoramientos. Ayer parecía que todo era cuestión de horas y hoy, víspera de su aniversario, solo le faltaba levantarse y salir andando por la puerta (algo que, desde hace 6 meses, es sencillamente imposible).

Puede que influya que sean mis padres, pero es tan tierno verles darse pequeños besos en la boca. Es prácticamente a lo único que reacciona ya él. Pone morritos y besa. A ella. a mí, como mucho, me arquea las cejas. No puede hablar, porque apenas queda airé en sus pulmones. Está la mayor parte del tiempo adormecido. Apenas presiona tu mano cuando la separas de la suya. Pero con mi madre, reacciona. Y ella le dice piropos, abraza su mano y se despide en silencio y sin irse. Lleva todo el mes haciéndolo, pegada a esa cama, forzada a alejarse con chantajes emocionales...

Sin duda, mis padres me están dando una nueva lección. No me atrevo a decir que es la última...

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