En vivo y en directo. Autocrítica sin tapujos, llamando a las cosas por su nombre. Basta de excusarse en el mundo, la vida o la sociedad. ¿Acaso no formamos parte del mundo? ¿No somos dueños de nuestra vida? ¿No somos los que sostenemos esta sociedad?

martes, 7 de agosto de 2012

No perder la alegría


Reconozco que también a mí me ocurre. Con la que está cayendo, ¿cómo hay personas que pueden darse ciertas “alegrías”? ¿Cómo no tener algo de mala conciencia por conservar el empleo, el sueldo, la paga de Navidad e incluso plantearse algún “lujo”?

Está claro que son muchas las preguntas a las que enfrentarse, pero el Papa ha vuelto a dar en el clavo al ofrecer luz. No sobre lujos y despilfarros, sino sobre la alegría, la sana alegría.

Mil peregrinos alemanes fueron a visitar al Papa a su residencia de verano el pasado cuatro de agosto, y le organizaron una pequeña y alegre fiesta. Y como Benedicto XVI no da “puntada sin hilo”, aprovecho para hacer una pequeña reflexión.

El Santo Padre indicó que si bien algunas personas se podrían cuestionar si está bien ser tan feliz mientras el mundo está tan lleno de sufrimiento, oscuridad y dolor, “la respuesta sólo puede ser un ¡sí! Porque decir ‘no’ a esta dicha no beneficia a nadie, sólo hace el mundo más oscuro”.

No deberíamos olvidarlo. El dolor a nuestro alrededor no debería ser excusa para ocultar nuestra alegría cuando hay motivos para ella. Y los hay. Ser sal hoy significa ser y dar testimonio de esperanza. Lo otro es convertirnos en sepulcros blanqueados como aquellos fariseos que oraban y ayunaban donde todo el mundo pudiera verles.

Como dice Benedicto XVI, “sabemos por nuestra fe, y lo vemos cada día: el mundo es bello y Dios es bueno, y se volvió hombre y entró entre nosotros, sufre y vive con nosotros. Sabemos esto definitiva y concretamente: Sí, Dios es bueno y es bueno ser un hombre”. Así que vivamos “en esta alegría, y tratemos de llevar esta alegría a otros, para rechazar el mal y ser servidores de la paz y la reconciliación”...

Los que las tengan, disfruten de las vacaciones. No pierdan la alegría, y menos aún la capacidad de alegrarse...