En vivo y en directo. Autocrítica sin tapujos, llamando a las cosas por su nombre. Basta de excusarse en el mundo, la vida o la sociedad. ¿Acaso no formamos parte del mundo? ¿No somos dueños de nuestra vida? ¿No somos los que sostenemos esta sociedad?
martes, 3 de enero de 2012
¿Qué le llevamos al Niño?
Acabamos de cambiar de año. Lo típico: propósitos, retos, metas. Como si el simple e imparable avance del tiempo fuese suficiente excusa. Porque, en realidad, hoy sólo es el día siguiente a ayer, como lo fue el domingo uno de enero respecto al sábado 31 de diciembre.
Tiempo de cambios. Y bienvenidos sean, si son para bien.
Pero no deberíamos olvidar que el principal cambio, en nuestros corazones, no puede estar supeditado a una fecha y puede tener lugar en cualquier momento. Es más, debería producirse en cada momento de nuestras vidas.
Dicho de otra manera: cualquier momento es propicio para agradar a Dios, para agradecer a Dios, para someterse a Dios.
En vísperas de los Reyes Magos, ¿no sería mejor enfocar nuestras promesas y compromisos de año nuevo hacia un pequeño Niño, Señor de todo tiempo? ¿No tenemos nada que ofrecerle? ¿No hay nada que podamos hacer para dibujarle una sonrisa?
En estas fechas, me gusta sentirme un poco como aquellos pastores, o aquellos Magos de Oriente que ofrecieron a Dios algo de lo que tenían. O de lo que no tenían, pero podían alcanzar.
¡Mójate! ¿Qué estás dispuesto a llevarle al Niño? Porque Él no espera juguetes, ni aparatos electrónicos, ni flores. Si tú hubieras sido una de aquellas personas hace dos mil años, ¿qué le habrías llevado? ¡Mira a tu alrededor! ¡Mira en tu interior! ¿cuál crees que sería el mejor regalo?
Ahí está. Un año más. Pero también cada día, cada minuto y cada segundo. Él siempre está ahí. Humilde, escondido, desapercibido. Esperando. Esperándote. Esperándome. Aguardándonos...
Recta final a la noche de Reyes. ¿Qué le llevamos al Niño?
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario