En vivo y en directo. Autocrítica sin tapujos, llamando a las cosas por su nombre. Basta de excusarse en el mundo, la vida o la sociedad. ¿Acaso no formamos parte del mundo? ¿No somos dueños de nuestra vida? ¿No somos los que sostenemos esta sociedad?

martes, 29 de enero de 2013

Año de la Fe (11): En la frustración...


En momentos de felicidad, plenitud, cuando todo va rodado, puede ser muy fácil creer y ser agradecido. Aunque también habrá otros que se olvidarán haciendo válido el refrán aquél que dice que sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena...

Preparando una reunión para el mes que viene, leía esta misma semana una breve reflexión que me gustaría completar y compartir:

“Cuando me sentí cansado y pedí fuerzas, fui afortunado, porque Dios me dio dificultades y la fuerza para hacerles frente.
Cuando necesité sabiduría, fui afortunado, porque Dios me dio problemas para resolver.
Cuando deseé prosperidad, fui afortunado, porque Dios me recordó que tengo un cerebro y músculos para trabajar.
Cuando pedí coraje, fui afortunado, porque Dios me dio obstáculos que superar.
Necesité amor, y por fortuna, Dios me dio personas a las que amar.
No recibí nada de lo que pedí…, pero fui afortunado, porque recibí todo lo que precisaba”.

Piénsenlo. Si Dios nos permitiera pasar a través de nuestras vidas sin obstáculos, nos
dejaría atrofiados, sin fuerzas para luchar y ser como podríamos haber sido. Todo lo que nos ocurre es una oportunidad.

martes, 22 de enero de 2013

Año de la Fe (10): Sí, puedo


El pasado lunes llegó a mis manos una reflexión sobre el “Padre Nuestro”. O mejor, sobre la ligereza con que a veces recitamos —más que rezar— esta oración.

Como voz que clama en el desierto llamada a despertar conciencias y mover corazones, el citado escrito decía :

“No puedo decir PADRE si no intento vivir cada día como un hijo. No puedo decir NUESTRO, si sólo vivo para mí mismo. No puedo decir QUE ESTÁS EN LOS CIELOS, si sólo pienso en las cosas terrenales. No puedo decir SANTIFICADO SEA TU NOMBRE si no lo honro. No puedo decir VENGA TU REINO si lo confundo con el éxito terrenal. No puedo decir HÁGASE TU VOLUNTAD si no la acepto cuando es dolorosa. No puedo decir EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO si no le sirvo aquí y ahora.
No puedo decir DANOS HOY NUESTRO PAN DE CADA DÍA si no me preocupo por los necesitados. No puedo decir PERDONA NUESTRAS DEUDAS si guardo rencores. No puedo decir NO NOS DEJES CAER EN TENTACIÓN si deliberadamente me expongo al pecado. No puedo decir LÍBRANOS DEL MAL si no uso la armadura del Espíritu:”

El caso es que tras una primera reacción de vergüenza —de eso se trataba— por la caradura que demostramos muchas veces cuando rezamos esta oración impunemente, surgió desde mi interior otra reflexión que, de alguna manera, complementa la anterior.

Y es que creo que sí podemos decir PADRE, porque no depende ser nosotros ser tus hijos, porque ése es tu regalo, y porque aunque no te seamos merecedores, Tú, Señor, eres el padre del hijo pródigo. Así que puedo y debo llamarte PADRE, porque te necesito como tal... Y por eso también puedo decir NUESTRO, porque tu paternidad nos hace hermanos, aunque no siempre nos tratemos adecuadamente.

Puedo decir QUE ESTÁS EN LOS CIELOS, porque tu presencia todo lo llena. También puedo y debo proclamar tu SANTIDAD porque aunque ningún hombre la cantase, hasta las piedras lo harían. TU NOMBRE ES SANTO no por decirlo o gritarlo más alto. Tu nombre es SANTO incluso cuando es ultrajado.

Claro que puedo pedir que VENGA TU REINO. Y cuanto antes, viendo cómo nos va y la que está cayendo... Y que SE HAGA TU VOLUNTAD, que nos des fuerza y valor para hacerla, para que tu reino SEA EN LA TIERRA COMO EN EL CIELO.

Sí creo que puedo pedirte EL PAN DE CADA DIA, nuestro alimento diario para el alma, y que PERDONES NUESTRAS DEUDAS, aunque seamos incapaces de perdonar, porque ésa, precisamente, es otra deuda. Puedo pedirte que NO NOS DEJES CAER EN LA TENTACIÓN, porque soy consciente de mi debilidad, de mi necesidad de Ti para vencerla. Y por último, también puedo pedir —si es posible— que NOS LIBRES DEL MAL, porque la nuestra no es una religión masoquista que adora el dolor y el sufrimiento. Una cosa es acogerlo y aceptarlo, y otra, desearlo...

A veces se nos olvida que el “Padre Nuestro” es una oración, una petición al Padre, desde nuestra humanidad débil de pecadores, más que un juramento o proclamación orgullosa de nuestra fe. Eso es el “Credo”.

martes, 15 de enero de 2013

Año de la Fe (9): Yo, no; Tú, sí


Todos tenemos momentos de cansancio y hastío, de no poder más. Todos pasamos por fases en las que nada parece salir adelante, en las que el alma se escapa por los poros y duele hasta respirar...

Es en estas situaciones donde la Fe es el último baluarte, el clavo ardiendo al que aferrarse. Es en estos momentos donde comienza a cumplirse la primera de las bienaventuranzas, la de los pobres de espíritu, la de aquéllos que se sienten necesitados de Dios, indigentes ante Él.

Y es que la realidad es ésta: quizá yo no pueda más, pero Tú, sí. Tú lo puedes todo. Tú nos invitas a acudir a Tí en nuestros momentos de cansancio...

Hace unos días descubría un fondo de escritorio —me gusta coleccionarlos— en Internet. Sobre un fondo liso se leía un mensaje en inglés que, traducido, vendría a ser algo así como que “yo no soy una persona especial; soy una edición limitada”. Único e irrepetible, porque Dios me ha querido así. ¿Cómo iba a dejar Dios que alguien tan valioso se perdiera?

Dios no sólo puede amarte. Es que quiere hacerlo... y lo hace.

martes, 8 de enero de 2013

Año de la Fe (8): Ser testimonio


Disculpen por adelantado mi ausencia las últimas semanas y la brusquedad con que quizá puedan verse tratados hoy. ¡Cuesta ser voz y desierto a la vez! ¡Es difícil! ¡Agota! ¡Duele! ¡Mucho!

No recuerdo exactamente dónde ni a quién, pero recientemente leía que hace falta hablar menos de Dios y más traerlo a nuestras vidas y ambientes. Encarnarlo, de nuevo, en este mundo. Encarnarlo en nuestras manos, en nuestros brazos, en nuestras mentes y en nuestros corazones. Pasar de “dar” testimonio a “ser” testimonio.

Eso debería notarse, fuera. Debería sentirse, dentro.

En este mes de enero, Benedicto XVI invita a todos los creyentes cristianos a rezar por una Intención General referida al año que se viene celebrando en la Iglesia: “Para que en este Año de la Fe los cristianos puedan profundizar en el conocimiento del misterio de Cristo y testimoniar con alegría el don de la fe en Él", es el deseo del Papa.

Pues eso...